Estrés y pérdida de memoria.



¿Cómo se define el estrés?

El estrés es una respuesta normal (e incluso saludable y adaptativa) ante un estresor (evento, situación, estimulo, etc.) específico que percibimos como amenazante, que nos prepara para actuar y moviliza al organismo en caso de emergencia. Es una señal de que algo malo (o algo percibido como una amenaza) está por suceder. Cuando nos sentimos amenazados nuestro organismo reacciona, se prepara para la acción a nivel físico, mental y conductual (nos preparamos para permanecer en el sitio y luchar o huir, la famosa respuesta de lucha o fuga).

¿En qué consiste el estrés “crónico”?

El estrés cumple un rol específico, nos ayuda a reaccionar ante situaciones difíciles y posiblemente peligrosas. El estrés “crónico” sería la respuesta ante uno o más estresores por un período prolongado de tiempo. Involucra una respuesta de parte del sistema endocrino mediante la cual se produce una descarga (que se supone sea temporal) de corticoesteroides. Al prolongarse el estresor, se prolonga el estrés y por ende la descarga de cortisol, ocasionando daño a la salud física y mental de la persona.

¿Cuál es la principal función del cortisol, la hormona del estrés?

El cortisol se descarga ante la presencia de un estresor y su propósito es aumentar los niveles de glucosa en la sangre. Esto es necesario para dotar al organismo del “golpe de energía” que requiere para reaccionar ante el peligro o la amenaza (respuesta de lucha o fuga). Es decir, una descarga o golpe de energía que le permitiría huir del peligro o enfrentarlo. Por supuesto esto colocará al organismo en un estado de alerta o hipervigilancia, lo que significa que si el estresor se prolonga, el organismo estará permanentemente en estado de alerta y produciendo hórmonas de estrés en exceso.

¿De qué manera el estrés podría afectar fisiológicamente la función cerebral?

La segregación excesiva de hormonas de estrés afecta negativamente la función cerebral, particularmente la memoria. Demasiado cortisol altera la manera en la que el cerebro fija recuerdos nuevos o accede a los ya existentes (por eso durante una situación estresante olvidamos cosas o eventos, nos confundimos o nuestra mente queda en blanco y no podemos reaccionar adecuadamente). El estrés prolongado también puede ocasionar daños en el hipocampo, un área del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria. El cortisol interfiere con los neurotransmisores (químicos utilizados por las células cerebrales para comunicarse entre sí).

¿Qué otros efectos negativos podría desencadenar el estrés?

Efectos físicos (hipertensión, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales y sobrepeso), dificultades en las relaciones interpersonales, bajo desempeño laboral o escolar, trastornos del estado de ánimo (depresión) o trastornos de ansiedad (ataques de pánico, trastorno de estrés post traumático), abuso de alcohol o sustancias, entre otros.

Recomendaciones para sobrellevar el estrés:

Encontrar y dedicar tiempo a actividades que disfrutamos, delegar (en el trabajo y en el hogar), seguir una buena dieta, ejercitarse, aprender técnicas de respiración y relajación, dormir bien (por lo menos 8 horas diarias), tener pasatiempos y hobbies, dedicar tiempo a la familia y amistades, mantener una vida sexual activa y saludable (la actividad sexual disminuye los niveles de estrés y ansiedad), buscar ayuda profesional siempre que sea necesario.

Recomendaciones para conservar una buena memoria:

La memoria se puede conservar e incluso mejorar por medio de cambios muy sencillos en nuestros estilos de vida. Incorporar ejercicios para la memoria (rompecabezas, crucigramas, juegos de memoria, trivias, ajedrez, etc.), comer saludablemente, ejercitarse físicamente y reducir los niveles de estrés son algunas estrategias que ayudan a conservar la memoria. Además es muy importante mantenerse intelectualmente activos (leer, aprender cosas nuevas, etc.), socializar y mantener un régimen regular de sueño (gran parte del procesamiento y almacenamiento de recuerdos y memoria ocurre durante el sueño).

Neuroanatomía de las emociones IV: Los núcleos septales.



Nuestra parada anterior fue en la amígdala, ¿estamos listos para continuar nuestro viaje a través del sistema límbico? ¡Bienvenidos a los núcleos septales!

Los núcleos septales en menos de cien palabras (gracias a Wikipedia).

Los núcleos septales parecen actuar con el hipotálamo medial y el hipocampo produciendo una inhibición interna en el sistema límbico y el nivel de alerta, lo que ayuda a mantener la memoria y la atención selectiva. Dentro de las funciones de los núcleos septales, está la de regular los niveles emocionales y de alerta, también mantener al organismo en estado de quietud listo para responder o reaccionar. Esta estructura parece servir como una interfaz integradora entre la memoria, motivación, la emoción y el estado de alerta, modulando las sensaciones placenteras y los estados de activación externos.

Lesiones en los núcleos septales.

Los núcleos septales se oponen a, e inhiben, el comportamiento agresivo, suprimiendo las reacciones de ira que siguen a la estimulación hipotalámica. Debido a esto, de haber lesiones en los núcleos septales, se incrementaría la agresión e ira. Eventualmente esta agresión es reemplazada por una socialización indiscriminada y una necesidad extrema por el contacto físico/social. En pacientes humanos, podríamos referirnos a personas extremadamente “pegajosas”. ¿A que se debe esto? Recordemos que los núcleos septales ejercen una acción moduladora e inhibitoria sobre la amígdala (la cual promueva el comportamiento social) y además los núcleos septales intactos actúan para promover los apegos selectivos. Al haber lesión, ambas áreas se ven afectadas.

Anormalidades neuroanatómicas en el autismo.

En pacientes entre 9 a 12 años de edad se ven neuronas inusualmente grandes, aunque adecuadas en número. En pacientes entre 22 a 29 años de edad, por el contrario, se ven neuronas pequeñas y reducidas en número. ¿Cómo se traducen estas anormalidades neuroanatomicas al comportamiento observable en personas con autismo? Los niños con autismo no muestran la relación habitual que los niños neurotípicos demuestran hacia sus padres y otras personas. Tambien muestran un comportamiento de apego deficiente y un fracaso temprano en el apego específico (por ejemplo, apego a los padres o cuidadores primarios). En la infancia, no muestran señales de ansiedad por separación, como sí lo hacen otros niños. Todas estas deficiencias pueden relacionarse a interacciones anormales complejas entre la amígdala, los núcleos septales y la circunvolución del cíngulo anterior (que veremos en la próxima parte). ¡Hasta entonces! - Izzy

Tool, Jung, sombras y cromosomas III.



Si bien la idea de que podamos desarrollar un par extra de cromosomas es súper interesante, “Forty Six & 2” me llamó más la atención por sus referencias a la sombra más que por la alusión a esta teoría de Bob Frissell. No he oído de seres humanos con 48 cromosomas… aún. Se con certeza que la norma (mas adelante veremos porque digo que es una norma, ya que toda norma tiene su excepción) para los seres humanos es tener 46 cromosomas, y estoy de acuerdo con Bob (sin necesidad de estarlo con su filosofía/ideología) de que somos seres sumamente caóticos, desorganizados y confundidos, pero lo que en realidad me intrigó fueron estas referencias a las dichosas tribus aborígenes de Australia que poseen 2 cromosomas menos que los demás. ¿Verdad o cuento chino?

Estación tres.

La página de Bob Frissell habla de muchos temas, entre ellos la geometría sagrada, que si bien puede sonar como un concepto hartamente místico o metafísico, está presente en muchos aspectos de la naturaleza (y esto si está comprobado científicamente, es decir, la explicación “mística” ya es otro tema, pero el fundamento científico está ahí). Incluso hace mención de la conexión con Tool, y el uso de la geometría sagrada (supuestamente, la base de todo en el universo, matemáticas incluidas), la flor de la vida (una figura geométrica que supuestamente contiene en ella toda la información necesaria para la creación de la vida) y otros conceptos en el álbum “Aenima” (titulo curiosamente basado en otro concepto Jungiano, el del ánima).

Pero no encontré nada sobre aborígenes australianos con 44 cromosomas. Una búsqueda en Google por el término “aborígenes australianos 44 cromosomas” (en inglés) me dio varios resultados y decidí explorar si alguna contenía algo de información concreta. En este punto entiendo que este post se aleja cada vez más de lo psicológico y se acerca cada vez más a lo biológico, pero, hey, la biología tiene mucho que ver con la psicología.

Me da la impresión de que en algún punto, alguien se tomó la “licencia poética”, al describir este supuesto primer nivel de evolución humana caracterizada por humanos de 44 cromosomas, de incluir (o forzar la inclusión) a los pobres aborígenes australianos, privándoles de un valioso par de cromosomas que siempre vienen bien.

Otra aclaración necesaria es que, a pesar de que esta teoría de Bob Frissell implica mayor numero de cromosomas a mayor nivel evolutivo, esto no significa que los seres más “evolucionados” (concepto muy subjetivo, evolucionados según qué o según quién) necesariamente tengan más cromosomas. Para ejemplo un botón: Nosotros tenemos 46 cromosomas. Un helecho tiene 480. Al menos a mí, aunque me tilden de narcisista, me gusta pensar que soy más evolucionado que el helecho que tengo en el balcón del depa.

"Lo que nos falta en humanidad... ¡nos sobra en cromosomas!"

Tener más o menos de 46 cromosomas es posible, pero casi siempre resulta en algún trastorno, desorden o defecto. Pero como dije un poco más arriba, o en un post anterior de la serie, la existencia de la norma es lo que permite la existencia de la excepción, y a la naturaleza le encantan las excepciones a la norma.

Hace unos años atrás, un doctor en la China identifico a un hombre con 44 cromosomas. Excepto por esta diferencia numérica, en toda forma medible, se trataba de un hombre perfectamente normal. Eso sí, no era un aborigen australiano.

En realidad, el tema no era tanto que esta persona tuviera dos cromosomas de menos, en realidad estaban ahí, pero fusionadas a otras dos (sus cromosomas 14 estaban fusionadas con sus cromosomas 15, y para aclarar, las cromosomas vienen en pares enumerados del 1 al 23, o 22, si no tomamos en cuenta nuestros cromosomas sexuales, XX o XY).

Es más, si evolucionáramos hacia 48 cromosomas, nos encontraríamos en una situación irónica, tendríamos la misma cantidad de cromosomas que teníamos antes de evolucionar hacia los 46. Así es, antes de tener 46 cromosomas, teníamos 48, igual que nuestros primos lejanos, los chimpancés.

"Con mis 2 cromosomas extras hago toda clase de monerías..."

¿Entonces si evolucionamos nos convertiríamos en chimpancés? ¿Los chimpancés ya están evolutivamente por encima de nosotros, con sus dos cromosomas extras? ¡Malditos sean! De eso no tengo la menor idea, pero eso sí, me parece que los chimpancés no se pasan la vida escapándose de su sombra, como nosotros. Quizás esa sea una lección que podemos aprender de ellos. - Izzy

Fragmentos de estos artículos extraídos de:
Estación uno: “Forty Six & 2 Explanation” - http://www.youtube.com/watch?v=OufK0647p1U
Estación dos: “Forty Six & 2 - Tool” - http://www.youtube.com/watch?v=Tja6_h4lT6A
Estación tres: “The 44 Chromosome Man” - http://genetics.thetech.org/original_news/news124

Cualidades del terapeuta.


¡Hola! Decidí compartir con ustedes este ensayo que escribí para mi clase de Psicopatología I durante mi licenciatura en Psicología. Me lo reencontré mientras hacia limpieza de papeles y a pesar de tener varios años, me sigue pareciendo relevante, bueno, al menos lo es para mi:

Las cualidades que debe de tener un terapeuta no son tan distintas de aquellas que debería tener cualquier individuo en el ejercicio de su profesión, o de igual forma, que las cualidades que cualquier persona pudiera anhelar tener, con la diferencia de que un terapeuta no puede darse el privilegio de carecer de estas cualidades, o de ser mediocre en su conjunto de cualidades que le hacer ser un terapeuta, ya que de ser así máximo llegará a ser un terapeuta mediocre.

Estas cualidades en si forman un conjunto que parece abarcar tres aspectos fundamentales: conocimientos, valores y sentimientos, y no se puede prescindir de ninguna de ellas. Un terapeuta que sepa mucho pero carezca de ética, o un terapeuta que tiene vastos conocimientos pero es incapaz de establecer rapport con sus pacientes, o un terapeuta que es demasiado emocional mas no tiene idea de lo que hace no alcanzan a llenar las cualidades que les harán ser excelentes terapeutas y excelentes seres humanos. Ser un buen terapeuta es, en cierta forma, muy parecido a ser un buen ser humano y ser un buen ser humano no es tan fácil como lo pintan.

En medio de todo esto se destaca un punto bien importante: el ser autentico. Ser autentico tiene mucho que ver con hacer las cosas de corazón y creer mucho en lo que se hace en por qué se hace, que contribuye a que las cosas se hagan con esmero y dedicación y no simplemente para llenarse los bolsillos con dinero o llenarse el ego con un caso más para la próxima tesis, porque los pacientes siguen siendo pacientes aunque se les llame "clientes" o se les llame "conejillos de indias" para una tesis de doctorado.

También es bueno tener en cuenta que el terapeuta, al igual que el resto de la gente, siempre debería recordar dejar el ego en la puerta antes de entrar al consultorio. - Izzy