VIDEO | Tuiteando con el enemigo | Episodio 2.

¡Hola a todos! Les comparto el segundo episodio de "Tuiteando con el enemigo". Grabé este video con Gilberto Domingo, psicólogo clínico y mente maestra detrás del blog de psicología "La Esquina del Gil". Una oportunidad de sentarnos en el estudio de su hogar, compartir un buen café Freud y profundizar en el contenido de un par de tweets.

En el primer episodio hablamos de un tweet publicado por Gilberto, acerca de como muchos hombres y mujeres están dando un significado o connotación sexual a mensajes e interacciones que no necesariamente lo son (pueden ver el video aqui). En esta ocasión, Gilberto seleccionó uno de mis tweets, una de mis referencias o citas favoritas de mi libro favorito, "El Principito":

"Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón… Los ritos son necesarios."

Procuré mantener la edición al mínimo y mi perfeccionismo a raya, la idea es no alterar la espontaneidad y darme el permiso de ser imperfecto :) Sentí que si fuera a editar y sobreeditar, mataría la esencia de este conversatorio:




Espero profundamente que lo disfruten y agradezco a Gilberto Domingo por su colaboración y por compartir sus pensamientos en este video post. Espero sigan muchos más y reitero que me gustaría tener la oportunidad de compartir este espacio con otros colegas, pero eso ya depende de ustedes...

Namasté.

Enlaces:
Sigue a Gilberto en "La Esquina del Gil": http://laesquinadelgil.blogspot.com/
Sigue a Gilberto en Twitter: https://twitter.com/GA_Domingo

Terapia de amor intensiva.

Nunca llego tarde a terapia, o bueno, casi nunca. Es decir, no recuerdo la última vez que llegué tarde a una sesión de terapia. Siempre estoy ahí quince o veinte minutos antes. A veces llevo un libro, a veces una revista, a veces tan solo la lista de temas que tengo que tratar en la sesión, que escribo entre una y otra en un cuaderno o la primera hoja de papel en blanco que tengo disponible.

Recuerdo las épocas de llegar tarde a terapia, incluso las épocas de cancelar la cita a último momento. “Me atrasé” decía yo. “Surgió algo” decía yo. “Resistencia” decía mi terapeuta. Pero hace ya mucho tiempo que no pongo resistencia a la terapia. Me alegra que esos recuerdos sean lejanos. Épocas en que el consultorio de mi terapeuta estaba en un hospital (¡amo los consultorios en hospitales!) y yo subía el elevador (camino a la consulta) o lo bajaba (camino a la casa) sintiéndome como un enfermo mas.

Ahora el consultorio está en una clínica privada. Cuando la puerta se abre, mi terapeuta se hace a un lado y con una sonrisa en el rostro me dice “¡Adelante, Izzy!” y así empezamos. Yo siempre entró de primero, ¿Por qué? Quién sabe, quizás porque los ritos son necesarios y este es uno de tantos en este proceso. Ya conozco todos los almohadones del sillón y a todos los he abrazado en una u otra ocasión. A unos en busca de contener la tristeza, a otros en busca de liberar la rabia. Durante la hora que yo estoy ahí, ese sillón es mi sillón y esos almohadones son mis almohadones.

Estamos a la altura del proceso en el cual ya he perdido la cuenta de cuantas veces iniciamos y terminamos, y en lo personal, no creo necesariamente en la terapia que llega a su fin. En mi caso, ha habido momentos en los que yo decidí la finalización de mi proceso y confieso, con la madurez de los años, las vivencias y el proceso (o el trabajo, o la labor o como quiera que llamemos al proceso terapéutico que llevamos) que todas las veces que la elección ha sido mía, ha sido una elección equivocada.

En otros casos, el proceso fue finalizado por fuerza mayor, la imposibilidad de asistir o la imposibilidad de mi terapeuta de atenderme, y mi renuencia (que mantengo al día de hoy) de ser referido a otro u otra terapeuta. Y es que mi terapeuta es mi terapeuta, y no la cambio por otra. No la cambiaría por Freud, no la cambiaría por Beck, no la cambiaría y punto.

Verán, mi terapeuta me conoce. No solo conoce mi historia, sino que la ha vivido a mi lado en una relación terapéutica de más de una década. A pesar de los espacios entre un ciclo y otro. Sería muy raro volver a contarle mi historia a otra persona. Por el momento, tan solo me siento agradecido de no tener que hacerlo. El día que toque, ese día nos preocuparemos, no antes.

Estuve varios meses sin poder ir a terapia, no por elección propia sino por fuerzas más allá de nuestro control que imposibilitaban a mi terapeuta el encontrar el espacio para atenderme. Cumpliendo con su deber como terapeuta, me ofreció referirme. No acepté. “Vamos a intentar esperar y ver qué sucede”. Mi terapeuta cree en constelaciones, cree que si las cosas se tienen que constelar de cierta manera, se constelarán. Yo también lo creo, por lo que decidí sentarme y esperar. A veces se necesita algo de fe para sobrevivir en terapia. Fe en tu terapeuta, fe en el proceso, fe en uno mismo… fe en las constelaciones.




Está constelando para que sigas adelante” dice mi terapeuta. “Tienes buenas estrellas” dice mi terapeuta. Estamos trabajando intensamente. Ella me avisa de cuanto espacio se abre en su agenda y me pregunta si lo quiero tomar. Yo acepto. Es una inversión, si. Si tengo que sobrevivir a punta de sopita china y emparedados de tuna con agua, lo haré. No rechazo ningún espacio. Hay trabajo que hacer.

Estamos trabajando intensamente. “Procura que los días en que tienes terapia sean lo más ‘light’ posibles, tanto antes como después de tu sesión.” tuiteo en Twitter. Se por qué lo digo. Usualmente me cuesta mucho enfocarme antes de una sesión, y prefiero mantener el horario y las obligaciones lo más ligeras posibles. Post sesión, es un tema más delicado. Sobrevivir 12 rounds con tu sombra no es tema sencillo. La sombra tiene buen gancho derecho y una zurda impredecible. Hay días que sales saltando en una pierna y listo para rockear, y hay días en que sales arrastrándote y listo para esconderte debajo de la frazada hasta el día siguiente... es todo parte del proceso, gente, y como dice Dan Savage: "It gets better."

Estamos trabajando intensamente. Mientras escribo esto espero mi sesión del día de mañana. Una sesión de hora y media de EMDR (“Eye Movement Desensitization and Reprocessing”, en inglés, “Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares”, en español). La semana pasada fueron tres sesiones consecutivas, tres días seguidos, 4 horas de EMDR. Perdí la cuenta de los rounds, perdí la cuenta de los ganchos derechos, perdí la cuenta de las zurdas impredecibles… pero gané la pelea.

Sabes que la ganaste cada vez que te preparas a entrar a la próxima sesión a seguir trabajando en tu desarrollo personal, en tu crecimiento individual, a trabajar en ti. Sabes que la ganaste con cada nuevo aprendizaje, cada nuevo insight, cada libra (o kilo) de basura psicológica y bagaje emocional que te sacas de encima (integras, procesas, desechas porque simplemente dejó de cumplir su función de supervivencia y lo reemplazaste por algo más adaptativo y saludable) y te hace sentir más ligero. Sabes que ganaste con cada ítem que tachas de tu lista de temas y con cada lista nueva que elaboras que tiene items nuevos (nuevas alegrías, nuevos logros, nuevos hitos, nuevos retos, nuevos desafíos).

¿Por qué “terapia de amor intensiva”? Porque siento y creo que no hay mayor regalo ni gesto de amor más grande que nos podamos hacer a nosotros mismos que el de ir a terapia y hacer el trabajo, llevar el proceso. Sí, todos los psicólogos debemos ir a terapia, pero para mí va mas allá de eso (a pesar de que la ganancia es doble, gano yo y ganan aquellos a quienes atiendo). Es un regalo. Es mi regalo.

Como psicólogo, tengo que ir a terapia. Como psicólogo, debo ir a terapia. ¿Como Izzy? Como Izzy, quiero y elijo ir a terapia, y no lo cambiaría por casi nada del mundo.

Namasté.

VIDEO: Tuiteando con el enemigo - Episodio 1.

¡Hola a todos! Si bien me encanta sentarme a escribir los posts para Psicología Panamá y Sexualidad Panamá y me siento muy cómodo detrás del teclado, desde que inicié el blog a finales del 2012, una de las tantas metas era la de utilizar el formato de video (video blog o vlog, como se le llama en la cultura blogger) y la maravilla de la comunicación que es YouTube.

Creo, pienso y siento que cada formato tiene su magia, y lo increíble y maravilloso de nuestros tiempos es que ya no tenemos que soñar demasiado para poder filmar un segmento de video con nuestra cámara digital, subirlo a YouTube y compartirlo con el mundo, y "Tuiteando con el enemigo" es resultado de una de mis tantas exploraciones en el ámbito del vídeo.


"Tweet War"
(por Adriano Alves - http://adralves.deviantart.com/)

Un tweet escrito por mi amigo y colega Gilberto Domingo, psicólogo clínico y mente maestra detrás del blog de psicología "La Esquina del Gil" presentó la oportunidad perfecta para sentarnos en el estudio de su hogar, compartir un buen café Freud y profundizar en el contenido del mismo: cómo muchos hombres y mujeres están dando un significado o connotación sexual a mensajes e interacciones que no necesariamente lo son.

Procuré mantener la edición al mínimo y mi perfeccionismo a raya, y dado que soy un alma divagante, les pido disculpen los a menudo largos silencios mientras ordeno mis pensamientos y palabras. Sentí que si fuera a editar y sobreeditar, mataría la esencia de este conversatorio:




Espero profundamente que lo disfruten y agradezco a Gilberto Domingo por su colaboración y por compartir su tweet y sus pensamientos en este video post. Espero sea el primero de muchos y me gustaría tener la oportunidad de compartir este espacio con otros colegas.

Namasté.

"10 mitos de la ortorexia" (Publicado en Vivir+ de La Prensa, sábado 10 de agosto, 2013).

¡Hola! Hoy publicó mi tercer artículo para la sección de "Mitos" en la edición sabatina de Vivir+, en La Prensa. Como siempre, extiendo mis agradecimientos a la periodista Rella Rosenshain por su constante apoyo y confianza. Me encanta tener la oportunidad de desmitificar distintos aspectos de los trastornos mentales, en este caso, la ortorexia.

El pasado 24 de abril tuve la oportunidad de hablar acerca del tema en el programa “Tu Mañana” (Canal 13) pero no pude obtener el video del segmento, por lo cual decidí revisitar el mismo en la columna de mitos de Vivir+, espero les guste.




A continuación les comparto una transcripción del articulo original "10 mitos de la ortorexia":

1. La ortorexia es un trastorno mental.

Falso.  La ortorexia (obsesión con la que se evita alimentos que se perciben como insalubres) no está reconocida como un trastorno mental por la Asociación Psiquiátrica Americana ni está incluida dentro del DSM-5 (la edición más reciente del Manual diagnóstico y estadístico  de los trastornos mentales).

2. La ortorexia no es señal de un trastorno mental.

Cierto y falso. No necesariamente. Si bien la ortorexia en sí no se considera un trastorno mental, el carácter obsesivo y compulsivo manifestado por la persona acerca de su salud, apariencia física y dieta puede ser señal de un trastorno de tipo obsesivo compulsivo y/o trastornos de ansiedad. La ortorexia puede también representar un mecanismo de afrontamiento para lidiar con traumas, inseguridades, pérdida de control, relaciones abusivas, etc.

3. Ortorexia es un sinónimo de anorexia.

Falso. La motivación subyacente de la persona que sufre de ortorexia es diferente a la de aquella que sufre de anorexia. En la anorexia se busca evitar el  alimento para perder peso (o no ganarlo) y verse delgado, mientras que en la ortorexia se busca el sentirse puro, saludable y natural.

4. Hacer dieta es sinónimo de ortorexia.

Falso. Si bien las dietas extremas (y los dietistas extremos) no son saludables (ningún extremo lo es), la mayoría de las dietas son saludables, especialmente cuando son elaboradas por un médico, profesional de la salud o nutricionista que toma en cuenta las necesidades particulares de cada individuo. En la ortorexia la persona elimina alimentos que considera insalubres basada en su juicio subjetivo, y a menudo elimina alimentos y grupos alimenticios necesarios para su nutrición balanceada.

5. La ortorexia afecta la salud física de la persona.

Parcialmente falso. Si bien es cierto que la ortorexia afecta la salud física de la persona (en casos extremos puede conducir a la malnutrición severa), también puede afectar la salud mental y emocional del individuo. Las personas con ortorexia pueden sufrir de baja autoestima y sentimientos de autoculpa, al ser incapaces de seguir la dieta, al romperla o por sentir hambre constante, ya que su dieta extrema no satisface las necesidades de alimento y nutrición de sus cuerpos.




6. Se desconoce el porqué de la ortorexia.

Falso. Las causas de la ortorexia se deben a una serie de factores, tales como hábitos familiares, tendencias sociales, problemas socio-económicos o el impacto provocado por oír información negativa acerca de algún tipo o grupo de alimentos. Asimismo, factores psicológicos pueden predisponer a ciertas personas a desarrollar una fijación (u obsesión) por el control excesivo de los ingredientes y alimentos que conforman su dieta.

7. La ortorexia no afecta la vida social de la persona.

Falso. En un intento de controlar los alimentos que consume y al eliminar opciones de su dieta, la persona con ortorexia puede encontrar difícil  comer con otras personas o salir a comer,  o durante encuentros y reuniones sociales, apartándolo de su grupo de amistades, compañeros de trabajo e incluso de sus familiares, por ende, impacta negativamente  su vida social.

8. Solo las mujeres sufren de ortorexia.

Falso. Tanto hombres como mujeres pueden presentar ortorexia. Es más, un estudio preliminar con 404 sujetos (28 de los cuales presentaban ortorexia)  halló una prevalencia mayor en hombres (y más aún en aquellos con menores niveles de educación).

9. Las personas eligen volverse “ortoréxicas”.

Falso. A pesar de no considerarse un trastorno mental, como ya hemos visto, existen múltiples factores, en particular los psicológicos, que predisponen a una persona a ser más vulnerable a este comportamiento.

10. La ortorexia no es un problema serio.

Falso. Si bien solamente en casos extremos la ortorexia puede llevar a problemas de malnutrición severos, obviamente eliminar alimentos importantes de la dieta afecta adversamente la salud física. Además, si los problemas psicológicos subyacentes a la ortorexia no son tratados, pueden complicarse y contribuir al desarrollo de un trastorno mental.

Espero haya sido de su agrado y estaré compartiendo con ustedes más artículos muy pronto.

¡Namaste!

Articulo original: http://www.prensa.com/impreso/vivir/10-mitos-ortorexia/197672