En nuestra búsqueda de pareja, conectamos por medio de nuestros aspectos positivos tanto como los negativos. O sea, hacemos clic en lo bueno y en lo malo, en lo lindo y en lo feo, en lo saludable y en lo disfuncional.
Muchas veces, nuestras expectativas y demandas irreales proyectadas en nuestras parejas nos hace verlas de manera idealizada. En ella buscamos compensación y reparación de daños, ausencias y anhelos que vienen de mucho atrás, y que en realidad, no le corresponde a nuestra pareja llenar.
Y es que nuestra pareja no viene a llenar vacíos previos, eso nos toca a nosotros en nuestro propio proceso terapéutico. La pareja está para construir sobre terreno firme y en común, no para rellenar espacios del pasado que nuestros padres olvidaron, obviaron o simplemente no pudieron llenar.
Hacer frente a estos espacios vacíos produce mucha ansiedad, miedo y soledad, sobre todo porque significa responsabilizarse de ellos, y recoger ese paquete que decidimos dejar equivocadamente en manos de nuestra pareja. Que cada quien se haga responsable de su historia, de su pasado, de sus vacíos, de su duelo y de su proceso de crecimiento.
Aquí muchos descubrimos que aunque nos creíamos muy adultos al entrar en una relación de pareja, en realidad no éramos más que un par de niños muy asustados, y ahora toca crecer y volverse adultos. Y si, crecer duele, pero es muy necesario, tan necesario como nuestros duelos, aunque asusten. – Izzy
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