El “castigo”
fue pasar dos días en “detención” (esto ocurrió en los Estados Unidos, Olympia
Elementary School, una escuela de Texas) durante la hora de almuerzo, mirando
la pared, tal cual dicta la política de la escuela.
En
primer lugar, es muy triste que en pleno 2013 exista gente (y peor aún, gente
instruida en el manejo y educación de niños) que todavía considera que poner a
un niño en una esquina mirando a la pared es una forma adecuada de disciplina.
No, no lo es.
Darle un “tiempo fuera” (o “time out”) es una cosa, pero “castigar” a un niño obligándolo a estar de pie (como un soldadito) y mirando la pared (como un soldadito humillado) es una manera muy disfuncional y retorcida de destruir la autoestima de un infante.
Si
ese es su estilo, como padre o como educador, no se dedique a criar hijos ni a
educarlos y mejor persiga una carrera militar. No sé si le irá mejor, pero al
menos a la niñez en general sí.
En
segundo lugar, si esta niña está llegando tarde a clases por causa de sus
padres, ¿cuál es la meta de “castigarla” por algo que está fuera de su control?
¿Cuál será el mensaje que esta niña se puede llevar de esta experiencia, cuál
será el aprendizaje que le quede? Estoy seguro de que, sea el que sea, no será
uno positivo, mucho menos uno saludable.
En
tercer lugar, Brooke es una niña de 6 años de edad y está en kínder. Los invito
a buscar en la red (la red está repleta de excelente recursos para padres y educadores
acerca de la disciplina adecuada para niños de todas las edades) cuál es la
duración ideal de un “tiempo fuera” para un niño de 6 años. No es una hora. No son treinta minutos. No son 15 minutos. No
son 10 minutos. Son
5 minutos. 5 minutos.
Por
supuesto que los padres de Brooke se sintieron muy culpables de que ella haya
sido “castigada” por su causa, e incluso su padre la acompañó durante uno de
los días de “castigo”. Resulta que Brooke acaba de tener una hermanita nueva, y
sus papás están tratando de adaptarse a la nueva rutina y esto ha provocado las
tardanzas.
¿Ameritaba
este escenario siquiera un “castigo”? Definitivamente que sí, pero no para
Brooke, una niñita de 6 años castigada por una situación fuera de su control.
Tampoco para sus padres, que están tratando de adaptarse a una nueva rutina.
Ahora, para un sistema escolar tan retrogrado y obsoleto en sus reglas y métodos
disciplinarios, tan rígido e inflexible ante situaciones particulares y tan
inexcusablemente ignorante acerca de la forma adecuada de disciplinar a los
niños acorde a sus edades, definitivamente que si.
Namaste.
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