El narcisista en ti, el narcisista en mi… y en todos nosotros.


Nos guste o no, narcisistas somos todos. A todos nos gusta figurar, a todos nos gusta brillar, a todos nos gusta alardear un poco, bastante, mucho o demasiado acerca de lo hot/astutos/inteligentes/atractivos/populares/creativos/whatever que somos, o nos creemos ser.

El tema no es qué tan narcisista es o no es la persona que publica sus selfies en la red, ya sea en Twitter, Instagram, Facebook, etc., sino, qué tan narcisistas somos nosotros que lo registramos. Porque esa es la regla básica de la verificación de una proyección, si lo ves o registras en otra persona, está en ti.

En este tema del narcisismo, todos caemos en algún punto del continuo, y como en todo continuo, la clave está en no irse a los extremos. Es un tema muy subjetivo, y si nos pasamos la vida o la mayor parte de nuestro tiempo apuntando el dedo hacia los demás, gritando “¡Narcisista!”, vale la pena recordar que los otros cuatro dedos nos apuntan a nosotros.

Después de todo, por qué te roba tanto la calma que fulano o mengana postee sus selfies, hable de si, llame la atención, grite, suplique e implore: “¡Mírenme, ámenme, apruébenme, idolátrenme!” Tal vez en el fondo nos gustaría un poco, mucho, bastante o demasiado de esa atención que está recibiendo esa persona, o que piensa que recibe, porque en esto de las redes sociales, una cosa es lo que pensamos y creemos y otra muy distinta, lo que es.

No podemos juzgar a alguien basados solamente en un selfie, o en cómo se proyecta a través de sus cuentas en redes sociales, recordemos que estas son solamente fachadas, ediciones de nuestras vidas, no nuestras vidas enteras. Claro, surgirán patrones, podremos trazar conclusiones, nos podremos formar una opinión o una impresión sobre aquella persona, pero no nos olvidemos que al final del día, es solamente eso, nuestra opinión, percepción o impresión subjetiva acerca de esa persona, teñida inevitablemente por nuestra propia experiencia y subjetividad.

Y si nos estamos fijando TANTO en lo que están haciendo todos los demás y pretendiendo ser los jueces morales de la conducta ajena en la red, ¿será que necesitamos mirar hacia adentro en vez de hacia afuera y preguntarnos qué nos pasa para que eso nos dispare así, nos haga tanto ruido?

Al final del día, es tema nuestro si decidimos parar y pensar, antes de publicar algo en redes sociales (sea un comentario, una foto, un estado, etc.) por qué lo estamos haciendo, para qué o para quién. Yo lo hago, no se imaginan cuantos tweets y estados de Facebook quedan sin publicarse, y por supuesto que de vez en cuando y de cuando en vez se me escapa alguno por ahí, después de todo, soy tan narcisista como la próxima persona, quizás un poco menos, quizás un poco más.

Si algún día me cruzan por la calle o me conocen, entonces podrán sacar su propia conclusión final, porque después de todo, aquí en la red, yo también soy solo una fachada. Nos vemos por el camino. - Izzy

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